Entrevista

Olivia Molina: “Uno, en un momento dado, puede echar la vista atrás y darse cuenta de que por fin comprende a sus padres”

La actriz es una de las protagonistas de ‘La casa’, la película de Álex Montoya en la que se adapta la novela gráfica de Paco Roca que ahonda en las relaciones familiares que se dan tras la pérdida
Olivia Molina protagoniza 'La casa'
Álvaro Serrano Sierra

Es el luto de una familia lo que se desarrolla en La casa, la adaptación a la pantalla de la novela gráfica homónima de Paco Roca. Olivia Molina (Ibiza, 1980) interpreta en ella a Silvia, la pareja de Jose, un escritor al que encarna David Verdaguer. Junto a ellos, los hermanos, Antonio (Luis Callejo) y Carla (Lorena López), y sus respectivas parejas a las que interpretan Jordi Aguilar y Marta Belenguer. Todos se han de enfrentar a ese momento en el duelo en el que la casa familiar en la que vivía su padre, ahora fallecido, ha de desmantelarse para ponerse a la venta. Es Álex Montoya el director de este largometraje en el que se disecciona la pérdida y las dinámicas que se dan en la familia durante la ausencia. También explora el conflicto que puede ocasionarse cuando los miembros desarrollan sus vidas en planos sociales diferentes. Los que se quedan versus los que se van a triunfar fuera. Los reproches. Y son precisamente Jose y Silvia los que reciben toda reprimenda. Así cuenta Olivia Molina cómo se embarcó en este proyecto que se estrena en cines el 1 de mayo: “Llegó Álex Montoya con la propuesta y enseguida fui a leer la novela gráfica de Paco Roca que es donde nace la historia de La casa. Me enamoré de lo que cuenta, los personajes y los ambientes”, explica a través de llamada telefónica la actriz. “La película se cuenta desde esa casa familiar de Paco, de su familia, e íbamos a rodar allí. Me pareció una idea preciosa y me embarqué enseguida. Me sentí muy afortunada de estar codo con codo con personas a las que quiero y admiro desde hace tiempo”, comparte.

Se enmarca La casa en el género de películas sobre familia, que no familiares. Es un drama luminoso en el que se narran dinámicas que se han visto en más de una ocasión en otras producciones españolas como Tres días con la familia. No se agota el género, algo para lo que Olivia Molina tiene una explicación: “Todas las familias tienen idas y venidas. Lo bonito de la familia es cuando uno se pregunta ‘¿qué hacemos?’¿Seguimos con las relaciones y las cuidamos?’ A pesar de todo, de los dolores y los malos entendidos. Igual si nos hacemos daño nos podemos separar”, comenta convencida. “Cuando los padres mueren, está en nuestras manos lo que viene. Ese momento es fuerte y está bien ponerlo sobre la mesa. En la madurez hay que tomar decisiones. ¿Qué hacemos con lo que nos viene dado? La casa es física, pero también lo es interna. ¿Qué hacemos con todos los recuerdos? ¿Las ausencias? ¿Dónde las colocamos?”, continúa. “La familia es de donde venimos y partimos, el lugar en el que se conforma el carácter. Se va fraguando en ese entorno, en esas circunstancias”. La actriz reflexiona sobre el valor de esas relaciones: “Todos venimos de ahí y en este caso lo que me parece que es una vuelta bonita es que es casi un homenaje a lo vivido. No es La casa una película que busque la lágrima fácil o emocionar específicamente, pero desde las escenas cotidianas de construir el día a día con los hermanos, las aspiraciones de los padre y la renuncia a los sueños, todo ello desde la perspectiva del adulto a mí es lo que me parece emocionante”, añade. “Uno, en un momento dado, puede echar la vista atrás y darse cuenta de que por fin comprende a sus padres. Por lo que tuvieron que pasar o los sacrificios que se vieron obligados a hacer”.

La pareja urbanita –él es escritor y ella agente literario– que conforman Olivia Molina y David Verdaguer, sufre casi un complejo de salvadores. Ambos buscan desde su posición privilegiada orientar las vidas de quienes los rodean hacia lo que consideran mejor, lo que tiene consecuencias. “A mí me ha pasado el sentir que no se comprende en profundidad lo que es mi profesión. A veces parece algo muy caprichoso, superficial –también hay una parte de esto–, pero realmente sin llegar a comprender qué significa tener un trabajo artístico. Las incertidumbres, los fracasos, los éxitos. Todo eso hay que saber gestionarlo, pero también es una manera de estar en la vida. Es una profesión vocacional porque si no es difícil de sostener”, explica la actriz. “En la peli tienen algo más esnob. Los otros personajes vienen de otros círculos y no pueden entender. Cada profesión tiene su dificultad e idiosincrasia. Hay que ser respetuoso y tratar de comprender los zapatos que nos tocan a cada uno”, añade. Sobre el tener como pareja de baile a Verdaguer en esta empresa, Molina solo tiene buenas palabras: “Es un tío con muchísimas tablas y sentido del humor”.

La casa se presentó en el pasado Festival de Málaga y se alzó con el premio del público y la Biznaga de plata, que reconoce el mejor guion. “Fue muy emocionante. La gente que fue al pase llegó con lágrimas en los ojos y nos aseguraron que habían revisitado el lugar de infancia, visto a su padre”, comparte la actriz. “La película habla de los objetos, también, que duran más que nosotros. Al final están llenos de sentido. Todos tenemos objetos que nos recuerdan a alguien, a algo. Esta cosa es muy chiquitita, pero mueve mucho a las personas”, añade.

Hace un par de años volvía Olivia Molina al cine en Mi otro Jon, pero no ha dejado de trabajar desde que a los 19 años se uniera al reparto de Al salir de clase, una serie diaria de corte adolescente. Ha sido ahí, precisamente, en las producciones de emisión diaria donde Molina ha encontrado un lugar en el que desarrollar su carrera con continuidad. Después del verano se la podrá ver en los 70 capítulos de Regreso a Las Sabinas, la primera serie de esta tipología de Disney+. “Las series diarias son muy fuertes. tienes que ser muy disciplinado porque se estudia mucho, son rodajes de muchas horas al día. Rodamos hace ya seis meses, fue en localizaciones naturales y al final estabas quince horas trabajando por día”, rememora la actriz. “Al final prima la gratitud del trabajo y de estar en algo que nos gusta. A mí me funciona y me crezco en los momentos de presión. Me pone y lo he disfrutado”, concluye.

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