Organización de bodas

Me caso en noviembre y estas son las 7 ventajas de organizar una boda en otoño

Más proveedores disponibles, mejores precios, despreocupación por la climatología… El artículo que te convencerá de hacer tu boda en otoño
Boda en otoño
Fotografía: Pepe Lóbez. Estilismo: Isabel Llanza

7 ventajas de hacer una boda en otoño

Siempre había imaginado una celebración nupcial en una noche de verano. Sin embargo, decidimos casarnos el pasado mes de febrero y fijamos la fecha de boda en noviembre. Y, aunque pueda parecer precipitado –sobre todo, teniendo en cuenta que muchas parejas anuncian su enlace con casi dos años de antelación–, el hecho de orquestar el evento fuera del calendario habitual ha facilitado mucho el proceso. Así que, si alguien tiene dudas sobre si celebrar o no su boda en otoño, aquí van todas las ventajas que he encontrado (hasta ahora).

1. Casi todos los proveedores tienen disponibilidad

Cuando nos decidimos a organizar una boda con menos de nueve meses de antelación, mi mayor preocupación era poder encontrar proveedores disponibles que se adaptasen a mis necesidades. Pero al empezar a contactar a fincas y empresas de catering me di cuenta de que fijar la fecha en noviembre había sido todo un acierto. Sobre todo, teniendo en cuenta que me caso en Jaén, donde la demanda es brutal y muchas parejas reservan el lugar de celebración con casi dos años de antelación, cuando se trata de eventos en temporada alta.

En mi caso, contacté con cuatro fincas y tres de ellas estaban libres; la cuarta me propuso otro sábado de noviembre, pero la fecha estaba fijada y fui inflexible en ese sentido. Lo mismo ocurrió con empresas de catering, fotógrafos, DJs y grupos de música. En menos de un mes tenía los principales proveedores cerrados y pude elegir los que más me gustaban.

2. Algunos proveedores ofrecen descuentos fuera de temporada

Este punto solo es aplicable a algunos proveedores. Si buscas los más solicitados o reconocidos posiblemente no puedas contar con una rebaja por hacer un enlace fuera del calendario nupcial. Sin embargo, al pedir presupuestos de diferentes empresas, me encontré con que muchas daban por finalizada la temporada alta en el mes de octubre y, a partir de ahí, ofrecían descuentos en sus servicios. No vas a ahorrar una gran cantidad de dinero, pero puede que algunas fincas o empresas de catering te ofrezcan un 10% de descuento sobre sus precios habituales o eliminen suplementos y requisitos que aplican en otras épocas del año, como el número mínimo de comensales.

3. El alojamiento es más barato (y hay más opciones) para los invitados que tengan que desplazarse

Me caso en Jaén, soy de Navarra y llevo 12 años viviendo en Madrid por lo que un alto porcentaje de mis invitados va a desplazarse para la boda. Por eso, incluso antes de tener reservado el lugar para la celebración, inicié la búsqueda de hoteles y opciones de alojamiento para todos ellos. En el caso de Jaén, la temporada alta se extiende desde la Semana Santa y hasta la Feria de San Lucas (que finaliza el 22 de octubre), por lo que había muchas opciones a buen precio para el mes de noviembre.

4. La preocupación por la climatología desaparece

No conozco a una sola pareja que se haya casado en primavera o verano y que, en las semanas previas a la boda, no haya mostrado su preocupación por la climatología. Es obvio, nadie quiere que llueva en su enlace. Y, aunque comparto ese deseo, lo cierto es que organizar una boda en otoño me ha liberado de dicha preocupación. Me caso en noviembre así que, a la hora de orquestar la celebración, estoy dando por hecho que el frío, el viento y la lluvia pueden estar presentes. Por eso, estamos planteando el peor de los escenarios imaginando todas las fases de la celebración en espacios interiores. Si, finalmente, amanece un día soleado con una temperatura agradable que nos permita hacer la ceremonia o el cóctel en el exterior, lo recibiremos como una grata sorpresa.

5. La luz (de cara a las fotografías de boda) es infinitamente más bonita

Reconozco que hay mucha subjetividad en esta afirmación. Personalmente, me encanta el carácter bucólico y el romanticismo decadente que transmiten las fotografías de las bodas de otoño. Pero también hay parte de verdad. En contra de lo lo que cabría pensar, muchos fotógrafos comparten que los días nublados –incluso, de lluvia– son los mejores para hacer fotografías, mientras que un sol radiante de mediodía puede resultar letal a la hora de inmortalizar cualquier instante.

6. Una boda en Andalucía sin olas de calor, por favor

Tal y como confesaba al inicio de este artículo, siempre había fantaseado con una boda de verano que incluyese un cóctel con el atardecer de fondo y música en directo, una cena al aire libre y una fiesta hasta el amanecer iluminada por luces de verbena. Pero he de reconocer que, tras haber asistido a tres bodas en Andalucía superando los 35 grados, hacer una boda de día en otoño con espacios condicionados no parece tan mala idea. Sobre todo, porque los looks de todos los invitados pueden adaptarse a la climatología otoñal.

7. Puedes avisar a los invitados con menos antelación

La primera reacción de muchos de nuestros invitados al comunicarles que nos casábamos en 2024 fue preguntarnos con preocupación por la fecha de la boda. ¿La razón? Durante los meses de verano –y casi hasta octubre–, muchos de ellos tenían sus agendas plagadas de eventos y compromisos y, además, tenían cerrados sus planes para las vacaciones. Así que fue un alivio para todos saber que nos casábamos en noviembre. De haber pensado en una fecha más demandada, muchos de ellos no habrían podido asistir al enlace. Y contar con todos ellos en un día tan especial es, sin duda, lo más importante.